Ciertas etapas deben cumplirse con dedicación
- Siembra y seguimiento de las plantas. Elegir un suelo fértil, bien drenado, seco y con disponibilidad de agua para riego. Hay que darle el mismo tratamiento que a las plantas destinadas al consumo. Durante su desarrollo sacar, las más susceptibles a las plagas y enfermedades. Dejar las mejores formadas y que tengan un visible patrón superior.
- Cosecha. Al terminar su ciclo de desarrollo las plantas se secan. Se debe cosechar las semillas solo cuando la planta esté totalmente seca o el fruto maduro por completo. Se aconseja hacerlo en días soleados.
- Separación. Al llegar del campo las semillas suelen estar mezcladas con otros materiales, tales como restos de vegetales, tierra, piedras y semillas de otras especies. Se debe separar estos materiales manualmente con cedazo, con el viento o con otros recursos.
- Secado. La ausencia de humedad es fundamental para una buena conservación de la semilla. Un método simple para evaluar si una semilla está lo suficientemente seca para ser almacenada es presionarla con las uñas: si queda marcada es señal de que necesitan secarla más. El mejor secado se realiza lentamente en un lugar ventilado, a una temperatura entre 35 y 45 grados centígrados.
- Selección. En esta etapa se deben retirar las semillas que tengan algún daño mancha o deterioro. Además se deben separarlas de otras especies o variedades.
- Tratamiento. Algunas enfermedades producidas por hongos o por bacterias pueden pasar a la nueva generación a través de las semillas. Algunos métodos simples como el calentamiento en agua, la fermentación o el congelamiento, pueden evitarlo.
- Almacenamiento. Como se dijo, para una buena conservación, la semilla debe estar completamente seca. El local de almacenaje debe ser seco, fresco y oscuro. Un buen sistema es usar frascos de vidrio con tapa hermética, cerrados al vacío.
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